Enterraban a los pájaros vivos,
Nadie lo sabía, pero cada vez que me miraban
Me daba cuenta de que ocultaban algo.
Nunca supe bien que fue.
Y eso me hacía sentir culpable de alguna manera.
Caía la noche que ineludiblemente
daba forma a las sombras
Nunca buenas,
Ni serenas
Pero al fin era noche y descanso.
Los Pinchazos y la incomodidad
Nunca se fueron, pero aun así
Conservo las plumas en el alma.
Ahora solo queda omitir
Y vomitar exageradamente
Para no morir en febrero
Ni después.
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