sé que lloró a mis espaldas,
mientras dibujaba con el dedo
un recorrido entre mi hombro
y mi cuello, armando un surco
por donde sus lágrimas
corrieron fluidamente,
como si fueran un río exquisito,
en cualquier parte del mundo
pero atravesándome
humedeciéndome
haciéndome de barro.
-fp-
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